
No me atrae demasiado leer aquellos libros que de repente todo el mundo lee. Que están de moda. Que subes al metro o al autobús, y esa portada se repite. Y la Catedral del Mar, sin duda, es un best seller con millones de ejemplares vendidos. Pero al final la curiosidad mató al gato.
He leído unas cuantas críticas y coincido con muchas de las apreciaciones:
- La prosa es sencilla, sin concesiones a lirismos, ni honduras de ningún tipo. Se lee fácil y ágilmente.
- Se cumple con este libro la relación inversamente proporcional que hay entre la calidad literaria y el número de ejemplares vendidos.
- No es un libro que destaque en lo formal o en alardes estilísticos o artísticos.
- Se nota que se ha buscado lo más comercial, y no han fallado: saben lo que gusta al público.
- Absorbente, impactante, La catedral del mar empuja a una lectura desbocada que apenas si da tregua al lector.
- Construido según la fórmula del culebrón o folletín ("telenovela" histórica).
- Es una novela que recrea las luces y sombras de la época feudal.
El argumento gira entorno a una catedral construida por el pueblo y para el pueblo en la Barcelona medieval es el escenario de una apasionante historia de intriga, violencia y pasión. La lealtad, la venganza, el amor, la guerra y la peste se entrecruzan en un mundo marcado por la intolerancia religiosa, la ambición material y la segregación social.
Personalmente lo que más me ha gustado ha sido el paseo medieval por estas calles, de las cuales soy vecino. Por las costumbres y recreación de la vida en esta ciudad durante la Edad Media. Desde su lectura debo confesar, que muchas calles y plazas han adquirido otra dimensión, otra perspectiva, haciendo saltar como un resorte mi imaginación para trasladarme a aquella época. Y en esto, sin duda, algo ha tenido que ver La Catedral del Mar.