miércoles, 29 de julio de 2009

LA CATEDRAL DEL MAR

Tras la última entrada, sobre Santa María del Mar, hablar sobre la primera novela de Ildefonso Falcones, La Catedral del Mar, me ha parecido de lo más adecuado, aunque su lectura no me haya aportado más allá del simple entretenimiento.
No me atrae demasiado leer aquellos libros que de repente todo el mundo lee. Que están de moda. Que subes al metro o al autobús, y esa portada se repite. Y la Catedral del Mar, sin duda, es un best seller con millones de ejemplares vendidos. Pero al final la curiosidad mató al gato.


He leído unas cuantas críticas y coincido con muchas de las apreciaciones:

  • La prosa es sencilla, sin concesiones a lirismos, ni honduras de ningún tipo. Se lee fácil y ágilmente.

  • Se cumple con este libro la relación inversamente proporcional que hay entre la calidad literaria y el número de ejemplares vendidos.


  • No es un libro que destaque en lo formal o en alardes estilísticos o artísticos.


  • Se nota que se ha buscado lo más comercial, y no han fallado: saben lo que gusta al público.


  • Absorbente, impactante, La catedral del mar empuja a una lectura desbocada que apenas si da tregua al lector.


  • Construido según la fórmula del culebrón o folletín ("telenovela" histórica).


  • Es una novela que recrea las luces y sombras de la época feudal.


El argumento gira entorno a una catedral construida por el pueblo y para el pueblo en la Barcelona medieval es el escenario de una apasionante historia de intriga, violencia y pasión. La lealtad, la venganza, el amor, la guerra y la peste se entrecruzan en un mundo marcado por la intolerancia religiosa, la ambición material y la segregación social.


Personalmente lo que más me ha gustado ha sido el paseo medieval por estas calles, de las cuales soy vecino. Por las costumbres y recreación de la vida en esta ciudad durante la Edad Media. Desde su lectura debo confesar, que muchas calles y plazas han adquirido otra dimensión, otra perspectiva, haciendo saltar como un resorte mi imaginación para trasladarme a aquella época. Y en esto, sin duda, algo ha tenido que ver La Catedral del Mar.